Durante una misa que encabezó el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, se destacó la necesidad de “salir de la globalización de la indiferencia”. En este contexto, la Iglesia expresó su apoyo a los comedores y a las mujeres que atienden en los merenderos. El mensaje fue claro: la labor de estos espacios es fundamental, y la cúpula eclesiástica se mostró preocupada por la demonización de los comedores y el rol de las organizaciones sociales en medio de la polémica con el Gobierno.

La homilía, celebrada en la iglesia de la Virgen del Milagro de Caacupé en La Matanza, fue un momento significativo. Monseñor Ojea, junto al equipo de sacerdotes que trabaja en las villas, rindió homenaje a las mujeres que dedican su tiempo y esfuerzo a atender a quienes más lo necesitan. El respaldo de la Iglesia a estas acciones solidarias busca contrarrestar la estigmatización y resaltar la importancia de la ayuda comunitaria.

En un gesto de neutralidad política, no hubo presencia de dirigentes políticos ni banderas de agrupaciones. La Iglesia buscó transmitir un mensaje puro y conciso, enfocado en la relevancia de los comedores como espacios de contención y apoyo para quienes enfrentan dificultades económicas y sociales. Además, se subrayó la preocupación por la demonización de estas iniciativas y el papel fundamental que desempeñan en la sociedad.

En resumen, la Iglesia católica reafirmó su compromiso con la solidaridad y la justicia social al respaldar el trabajo de los comedores en medio de la controversia con el Gobierno. La misa se convirtió en un llamado a la acción y a la empatía hacia quienes luchan contra la indiferencia y la desigualdad.

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